Poema Ayer, al anochecer de Víctor
Hugo:
Las sombras descendían, los pájaros
callaban,
la luna desplegaba su nacarado olán.
La noche era de oro, los astros nos
miraban
y el viento nos traía la esencia del
galán.
El cielo azul tenía cambiantes de
topacio,
la tierra oscura cabello de bálsamo
sutil;
tus ojos más destellos que todo aquel
espacio,
tu juventud más ámbar que todo aquel
abril.
Aquella era la hora solemne en que me
inspiro,
en que del alma brota el cántico
nupcial,
el cántico inefable del beso y del
suspiro,
el cántico más dulce, del idilio
triunfal.
De súbito atraído quizá por una
estrella,
volviste al éter puro tu rostro
soñador...
Y dije a los luceros: "¡verted
el cielo en ella!"
y dije a tus pupilas: "¡verted
en mí el amor!"
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